Somos lo que comemos
“Somos lo que comemos”, ¿cuántas veces habremos escuchado esta frase? Seguro que unas cuantas, sobre todo en boca de nuestros padres o abuelos cuando éramos pequeños.
Quizás ahora han cambiado las tornas y eres tú quien aplica esta frase a tus hijos o sobrinos, porque has tomado conciencia de la importancia de esas palabras mágicas.
Y precisamente porque somos lo que comemos debemos cuidar nuestra alimentación y vigilar qué y en qué cantidades ingerimos ciertos productos. No se trata de contar calorías ni de cumplir al pie de la letra la pirámide alimenticia, aunque mas de uno seguro que la podría seguir a la inversa, con los dulces, grasas y aceites en la base.
Las frutas y verduras nos cuidan aportándonos muchos beneficios, nos dan energía y vitalidad, nos ayudan a hacer la digestión y a dormir mejor, mejoran nuestra piel, las uñas y el pelo. Previenen de enfermedades, manteniendo el cuerpo activo gracias a sus vitaminas y además tienen pocas calorías.
Por todos estos motivos ocupan un lugar muy importante en la pirámide que acabamos de nombrar, su consumo es muy recomendable en cualquier momento de nuestra vida, desde que somos niños y empezamos a descubrir sabores y texturas hasta que llegamos a la madurez.
Otra de las ventajas de este grupo de alimentos es que el abanico de posibilidades es amplísimo, podemos comer muchos tipos de frutas y verduras, crudas o preparadas de diferentes maneras; como acompañamiento de alguna comida o de postre, en zumo, en batidos o en helado.
Toma conciencia de esta frase cuidándote de manera natural día a día.